viernes, 17 de julio de 2015

Y seguimos en las mismas

El urbanismo de Santander es muy interesante. Ha estado de siempre sometido a tensiones muy del momento: el cabildo de arriba contra el de abajo, la retirada de murallas y los sucesivos ensanches harineros, la expansión impelida por el turismo, etc.

En los años republicanos hubo un alcalde, apodado "el piqueta", que tenía en la cabeza un modelo racionalista que intentó poner en práctica y que resultó devastador. O al menos es así como nos ha llegado, con ese componente peyorativo. Habría que revisarlo. Lo poco que conozco de esa época no me parece fruto de una mente alocada, más bien todo lo contrario. Tras la guerra vino el modelo organicista del franquismo, con su concepción de la ciudad como un cuerpo que se quería sano: los ricos en el centro (ricos por listos, argumentaban, aunque la guerra no promocionó precisamente a los más listos, sino a los más sanguinarios) y los pobres y malolientes en la periferia. El barrio pesquero, por ejemplo, es resultado de esta ideología fascista entendida en clave territorial. Con el incendio del 41 Santander se convirtió en una golosina. El cártel de las constructoras controladas por falangistas se apoderó de la ciudad. Además es que se sabe que fue así, que las autoridades se retiraron dejando el solar expedito. Habría que estudiarlo. Son los años de la aluminosis. Los años de lo que cuesta un trolebús por cada altura ilegal y levantar otro edificio encima del primero. Su herencia es el derrumbe del hotel Bahía, los desalojos de edificios en las calles Sevilla, Vargas, Jesús de Monasterio, Lealtad, etc. No estoy seguro que este cártel esté del todo desaparecido. El proceso de gentrificación a que se ve sometido en la actualidad el cabildo, el alta, el río de la pila... tiene mucho de tufo autóctono.

Transcurridas un par de décadas desde el incendio, en los años del éxodo rural, se levantó el complejo de Castilla - Hermida (así dicho, todo junto), que es donde quería ir a parar. Fue tal la voracidad de los constructores, y tanto el descontrol, que hay zonas donde los vecinos no pueden poner ni macetas. El espacio está absolutamente colapsado. Hay una única plaza abierta en el retranqueo de un bloque. Una única plaza para toda la zona. Es ridícula. Esta plaza luce una placa con el nombre del alcalde que permitió tal desmán. Con un par. Y los vecinos contentos.

Anoche estuve oyendo los fuegos artificiales del barrio pesquero. No quiero ni pensar en el dinero que se quemó en diez minutos.

Cuando terminaron los fuegos se oyeron aplausos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

gran comentario. yo como algún otro creo que el incendio del 41 fue mucho más que un incidente desgraciado que conllevo la destrucción casi milimétrica en cuanto al perímetro del mismo de una de las zonas mas populares y antiguas de la ciudad.

ese alcalde que dicen, muy izquierdista él, muy republicano y mucho mas español que ambas cosas anteriores fue el que tiene en su honor, hay es nada, haber tirado el puente de las atarazanas (que creo no lo he puesto bien).
eso y mas cosas hacia ¡en mitad de una guerra!. prioridades y después claro...
Es genial la idea, y seguro era muy listo y mejor persona el alcalde, que como otros tantos, se marcho y exilio con comodidad. En el país quedarían miles y miles de cántabros y cántabras que serian masacradas.
Pero volviendo al tema, es lo mejor, en una ciudad hacer obras para "clarear" lo que en un momento dado facilitara el "trabajo" a las tropas enemigas que entren en ella.

Anónimo dijo...

esta y mucha mas es esa historia que incluso licenciados muy, muy tapan y esconden (cierto que a veces, cuando les conviene la rescatan) no quieren oír, no quieren hablar de, etc. Por cierto, si no hubiese ese mas que simbólico puente este individuo durante la españolísima república , ¿lo hubiera hecho un alcalde posterior?
Para acabar: me asombra que ahora se venda la R. Española como la panacea que no es (y muchos de esos que para otras cosas dicen que nada de ir "para atrás" dicen o mirar al pasado). Indica lo mucho que hemos ido como los cangrejos en estos 10 últimos años sobre todo. Lo de los fuegos artificiales, no solo Santander, por todo el país. Pero el verano se lo merece...¿o los que vienen en verano sobre todo?y sobre los que aplaudieron, por curiosidad cuantos serian chanis, cuantos cántabros, y cuantos no

Un saludo cántabro


Anónimo dijo...

Creo que es un buen momento para recordar este libro.
Sobre el momento presente, quizá no venga mal insistir en que una planificada estrategia ha entregado a los herederos del falangismo constructor, que basaban su poder en el terror de la dictadura, un montón de recursos para obtener aplausos y votos de los fuegos de artificio.

Serrón dijo...

En relación con este tema, recomendables las novelas "Crematorio" y sobre todo "En la orilla" de Chirbes, ambas premio nacional de literatura.

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