jueves, 19 de febrero de 2015

Flores en las cunetas

Comentaba a unos amigos esta mañana por correo electrónico que he sabido hace poco que tengo a un familiar en una cuneta. Está en el Nansa. Ya apenas nadie le recuerda en la familia, por no decir nadie, apenas una tía mía que creo es, o era, su sobrina, aunque tampoco lo puedo asegurar. Si flojos están nuestros lazos familiares más lo están los políticos: primero porque yo no sé ni lo que soy y segundo porque él ya no está para contarnos qué se consideraba, si de izquierdas, de derechas o qué. Se supone que era de izquierdas, pero puede que solo por el interés que tenía la persona que me lo contó de epatar, creyendo que yo era de izquierdas. Parece que en Tudanca no, pero un poco más abajo los de izquierdas cometieron bastantes tropelías, así que tampoco sería tan descabellado que fuera de derechas y que acabara en una cuneta con una bala zurda en la cabeza. No lo sé. Lo cierto es que si no sabemos de él seguro no pudo ser franquista, porque los franquistas muertos al otro lado de las líneas fueron todos ensalzados como héroes (el nombre de este familiar mío no aparece en ninguna placa de los caídos por Dios y por España). Quizá sí lo fuera pero lo que pasa es que tampoco se acordó nadie de él entonces.

Mi vínculo con él podría ser antes político, aun sin saber siquiera cuál era su ideología (o quizá precisamente por eso), que familiar, fijaos cómo están las cosas.

Decía a mis amigos que a los asesinados en las cunetas les cubren dos tipos de olvido: el natural y el condicionado. El natural porque muchos, de tan jóvenes, no dejaron a nadie que los recordara hoy y los que había cuando ellos vivían ya murieron hace mucho. El condicionado porque sus familiares actuales, muchos lejanos, como es mi caso, si es que queda alguno, no se sienten o no nos sentimos obligados a rescatar su memoria, sus huesos. El primer punto tiene mala solución. Si no tienes a nadie que te recuerde difícilmente te van a recordar. El segundo es más preocupante. Lo es por lo que tiene de perverso. La única explicación que se me ocurre es una pregunta, que además no es mía, y es: ¿quién marca el marco?, que dice uno de mis amigos. O quién dicta la moda, que traduzco yo. El Estado fija un marco en que estos asesinatos no tienen cabida. Dice el otro amigo, menos mal que solo son dos, que la derecha en este país se autoamnistió. No van a ser tan tontos de sacar sus muertos, los que provocaron, quiero decir, a relucir. Lógico es que los desactiven. Ése es el marco que yo he heredado. Un marco que cuando te detienes en una cuneta te hace reparar en lo bonitas que son las flores, no en lo que está sirviendo de abono a esas flores. Un marco que desactiva los muertos de las cunetas, no vaya a ser que exploten. Y menos que lo hagan al paso de un coche oficial. El Estado no va a mover ficha en este tema si la sociedad no presiona. Pero la sociedad no va a presionar. Estamos mirando para otro lado. Para donde nos deja el marco.

(Salgo)

Parece todo demasiado complicado.

Y quizá lo sea.

Puede que lo único que pase es que la gente no tiene ganas de meterse en líos.

Y que quien se mete es por algo.

Por sentirse mejor, quizá.

Quien lo necesite.

¿Y quién no?

(Vuelvo)

Si el marco fuera otro estoy seguro que yo, en lugar de sentirme ajeno a este familiar, lo sentiría mío, bien porque los lazos familiares o políticos cobrarían otro valor, un nuevo valor que acortaría distancias entre nosotros, o bien porque aparecerían nuevos factores en consideración, otros vínculos que hoy no acierto ni a imaginar... porque no caben en las coordenadas que tengo en la cabeza (o que me han metido o que yo he aceptado de forma acrítica). Estoy seguro de que si el marco fuera otro yo me sentiría obligado e incluso orgulloso de ir al rescate de los restos de mi familiar.

(Salgo)

No me gusta Matrix. No creo que haya una realidad que nos sea hurtada con mentiras porque no creo que la realidad sea distinta a un sueño ontológico del que nadie puede escapar. Los que reclaman que despertemos, que los muertos siguen en las cunetas, que la culpa la tiene no sé quién no es que estén despiertos, es que viven un sueño ligeramente distinto al nuestro.

(Vuelvo a salir sin haber regresado de donde estaba)

Dejadles que pierdan la guerra como sabían que la iban a perder si la perdían, joder.

Un poco de respeto.

(Regreso al principio)

Tengo a un familiar en una cuneta.

(Recapitulo)

Eso es lo único que no tiene vuelta de hoja.

(Vídeo)



Es una pieza de un documental grabado en Siria. El documental está compuesto por piezas grabadas por los propios sirios. En la pieza que he seleccionado varios vecinos se juegan la vida por un cadáver. Lo hacen porque lo respetan. Lo hacen porque se respetan.

(Conclusión)

Qué tanto Matrix ni qué hostias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Después de Camboya, el país con más fosas.
Parafraseando a Gila: "no sé yo si vamos a tener cunetas pa tanta gente"
Parafraseando a Chumi: "Para querer a este país no hay nada como olvidar cömo lo hemos hecho"
Qué suerte esos amigos a los que sí escribes...

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