domingo, 1 de junio de 2014

De cuando las Tetas de Liérganes eran otras, de la pesca con caña, la gestualidad femenina, parras y órbitas paisanas

(1)

"Las Tetas es como la gente común conocía a lo que los entendidos llamaban los Picos de Busampiro, o algo por el estilo - también, una vez, creo recordar, los oí llamar Maimón y Cotillamón-."

Pedro Echánove Errazti, A la sombra de la Peña Pelada (sobre Liérganes), Tantín, 2001, p. 8

(2)

En el restaurante El Puente de Carmona, uno de los mejores de Cantabria, si no definitivamente el mejor, por todo, hay una foto del puente que da nombre al local, el que está en el acceso al pueblo, foto en la que aparecen varios vecinos haciendo como que pescan con caña. Digo que haciendo como si pescaran porque así, con caña, nunca se pescó en Cabuérniga. Es una foto en la que los vecinos están posando. Es curioso que a la hora de posar lo hagan fingiendo hacer algo extraño a ellos. ¿Extraño como qué? ¿Como la cámara? ¿Como el fotógrafo? ¿Como el acontecimiento? ¿Extraño por qué?

Pongo otro extracto del libro citado en el anterior punto: "No nos habían llegado los primeros usos de la razón cuando ya sabíamos atar un hilo a un palo, un alfiler doblado en forma de gancho al hilo, y poner una gusana en el alfiler, y después, sentados al borde de algún remanso, esperar pacientemente unos resultados que se obstinaban en no llegar. No tardamos en darnos cuenta de que el invento del alfiler no funcionaba; los peces picaban, se comían la gusana, y, si por casualidad se enganchaban, se soltaban en el aire antes de llegar a tierra.". Ibid., p. 51. Es un libro muy divertido e interesante a pesar de su apariencia externa. Recomendable.

(3)

Aquí y en otros sitios he tratado sobre la gestualidad de nuestros ganaderos. Si os dáis cuenta, todos son hombres. Error mío. De tan frecuente, es un error que corre el riesgo de pasar desapercibido. Ése es el problema: que veamos solo hombres representados (retratados) y que no nos llame la atención. Hemos asumido como normal un tratamiento anómalo de la realidad. Así que intento corregir ahora:



Son dos señoras fotografiadas en la calle Jesús de Monasterio hoy mismo.

(4)

Casa arruinada en El Regatón. He visto en otras casas de la misma época ventanas parecidas a estas rasgadas del último piso, a la altura del ¿soberáu?, por ejemplo en la casa del cruce de la carretera general de Colindres.


Esta casa tiene una peculiaridad. Lo vió Raquel: hay junto al poyo, en la fachada, una tumba. Y de la tumba nace una parra. La parra está talada casi de raíz.



Curiosamente, en la fachada orientada a oeste apenas hay ventanas y sí muchas a este.



Y aún más: ¿qué son esas lastras que sobresalen en la pared? ¿Apoyos para parras? Es muy probable. Mirando a la fachada de frente, a mano izquierda, en el muro, primera foto, y a mano derecha, también en el muro, segunda foto:



Solo he visto algo parecido en otro sitio, hace muchos años, en un pueblo del que no recuerdo el nombre, un pueblo del otro lado de la bahía. Fui con Veceru a documentar un antiguo lagar. Bueno, yo solo fui de acompañante, el que quería documentar el lagar era él. Estaba en un palacio arruinado. En la finca, en el muro que la rodeaba, había como unos pivotes de piedra, quiero recordar, con una forma parecida a éstos pejinos. El propietario del palacio, conde o algo así, nos quería vender el lagar. El lagar, el palacio, la finca... y hasta la isla de Jorganis, de la que era propietario. Parecerá broma, pero en su día pasé la información a la Consejería correspondiente y se valoró muy seriamente su compra. Carambolas.

En Laredo se produce uno de los vinos blancos más ricos que conozco: vino LaVida, nombre tomado de la sierra que está a espaldas de Laredo. Vemos con alivio que la tradición continúa. Y el negocio (que es lo que hace falta, que haya negocios).

(5)

Solo espero que los dos chicos calzados con abarcas que preguntaron a una señora en Tetuán esta mañana que dónde estaba La Remonta hayan llegado a tiempo. Bueno, con que hayan llegado me conformo.

2 comentarios:

Serrón dijo...

Las lastras con hueco para parra dice el wickionariu cántabru que se llama "can", "canes" en plural.

Serrón dijo...

Supongo que en relación con "can", cada una de las señales que deja una peonza en otra al golpearla con la punta de metal, y con "cancaneáu", picado de viruela.

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