sábado, 17 de mayo de 2014

De quesu picón y cucina escandinava, pensamientu linial, bitas, casas romanas nórdicas, incendios en las ciudáes, horros y bodegas, Valdicilla, bereberes, Cabezón de la Sal, Lloreda de Cayón y trajes

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"Y anda con más procesos primitivos asumidos en su innovación de la cocina escandinava. Estamos creando lo que llamaría una cocina de fermentación. Ha centrado nuestra curiosidad muchos años, siempre hemos trabajado con esa técnica dinámica que se inspira en la necesidad de sobrevivir al invierno, pero ahora estamos yendo un poco más lejos. Creo que es una de las áreas que conseguirá sabores aún por descubrir".

René Redzepi, del restaurante Noma de Copenhague, mejor restaurante´l mundu 2014, nuna enterevista publicá aquí.

No li vindría mal a esti cucineru echar una está nel tarrentoriu del quesu picón, Trisvisu y poallá-ribonas. Invitámolu.

Por ciertu, basereta es la balda de maera onde posá-los quesos.

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N´Asturiis (¡toma neolugismu!: en cántabru normativu dendi l´asturianu, ¿por qué no?) se han estudiáu dos morios o decensas linialis de época altumeyeval que los collazos del Proyecto Mauranus han relacionáu, aquí, conos restos d´una estruutura cuspía´n Coteru´l Mediu, ena jerra L´Escudu.

Siempre me dio que pensar el topónimu L´Escudu. Hay dellos en Cantabria. ¿Ante quín bía qu´escudase? ¿De ónde vindría el piligru? ¿De la costa, del sur?

Lu anterior m´espierta una alcordanza: hiciendo trebaju de campu pa una Consejiría allá pol año 2000 eché una parlá con unos vicinos del pueblu de Cosío (¿Cusíu?) que me dijeron que hay una línia de tejos que naz en Liébana (la Braña los Tejos perteneciría a esti sistema), recuer Peña Sagra y muer (muría) ena marina. Yo la ví. Ameja los restos d´una enorme tejera estirá que, efectivamente, va por onde dicían, pero sin allegar a acanzar el mar, sigún ellos porque cara la costa la línia s´esmana, se dilúi pola presión del urbanismu y otras moernidaes (más bien, quirían dicir, porque na costa ya no sabin de la desistencia d´esta línia qu´ellos cunocin y respetan, lo que ha lleváu a la sú destinción, a la sú esapaición en trespusiendo los sús montis).

Esta línia de tejos paez arrendá-las línias decensivas que cumentaba anantes. Paez tóu responder (los escudos, las línias de tejos y las línias paralelas decensivas col su terreplén) a un mismu aquél, ¿nordá?

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Bitas, en Cabuérniga, cachucos d´algu, cachucos d´algu rotu. Leo nel wikcionariu cántabru: "bita: piedra pequeña y plana para jugar a la pita. Vide: tanga".

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Nueva pista para nuestros “barrios en hilera con corraliega”: villas romanas (o hispano-romanas) de carácter señorial de tipo nórdico o modelo lineal con galería de bloque compuesto. Ahí lo dejo.

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"Las villas adquirieron una fisonomía muy similar en todos los casos. Todas las partes de las viviendas estaban realizadas en dicho material [maera]. Empleaban vigas para la estructura y soporte de la vivienda, y tablas para el cierre exterior y también para su tabicación interior. En los primeros años también era de madera la cubierta, colocándose tablillas a modo de tejas. En 1485 los vecinos de Elgoibar, en un documento dirigido a los reyes, explican la situación de la villa y la de todos los guipuzcoanos alegando: «que la villa con sus arrabios están edificados en forma muy peligrosa, e cerca del peligro del fuego, porque así como comunmente eran en toda esa dicha provincia, las casas de madera, y estavan juntas e apegadas las unas a las otras, de guisa que todos están en peligro de una sola candela que se pusiese a mal recabdo, por lo qual se solían quemar o quemaban muchas villas e logares desa dicha provincia». Beatriz Arizaga Bolumburu, procesora de la UC.

No sé si los esquinales de la casa montañesa (o los pipianos de los casiríos cántabru-vizcáinos) remanecin por esti mutivu (miéu al juéu), porque la ciudá manda (si lo jacin ena ciudá por algo será) o por otros mutivos ajenos al juéu y a la ciudá. Camiento que más tien que veer con un procesu seyencu del tipu: surde´l portal, el portal hay que lu decender del mal tiempu, ect.

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En un artículo sobre el hórreo en la diplomática medieval asturiana en latín que enlazo aquí se incluyen un par de reflexiones sobre la apoteca y el cellarium. La primera explica las bodegas de las casas marineras que sobreviven en Santander (Sotileza vivió en una bodega convertida en casa del Cabildo de Arriba) y la segunda aporta algo de luz al topónimo Valdecilla (Valdicilla). Lectura de interés.

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Los chicos del Proyecto Mauranus tratan en su blog de una hipotética presencia bereber en Cantabria que cuesta aceptar, no porque no tenga visos de realidad, sino porque el peso de nuestra educación nacional se deja sentir en todo, por mucho que estemos prevenidos. Son nuestras particulares orejeras. Nos cuesta ver algo para lo que no nos educaron. Son dos entradas las del Proyecto Maruanos referidas a este tema, la segunda de las cuales enlazo aquí. A mí siempre me dio que pensar la presencia ciertamente abundante de leyendas moras en la zona del Nansa y Cabuérniga (moros que huyen, que se esconden, que están en retirada, diferentes de las lebaniegas, más levantiscas). También sorprenden topónimos como La Jaráiz, en plena Peña Sagra. Hay aquí mucha tela que cortar, me parece.

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Hace unos días escuché cerca de Cabezón de la Sal la expresión "creo qué" al final de una frase, como se viene utilizando en cántabru normativo (Ca´Paca está en doblando esa esquina, a la isquierda, creo qué, p.e.). Un alivio.

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El otro día en zona de contacto pasiego una señora dijo claramente ñetos (lo que legitima, en cierto modo, el empleo de ñevi, que a mí nunca me convenció) y mil o dos mil veces parlar, en todo contexto, es decir, también como verbo sustituto de hablar, en contra también de lo que yo creía. Por último, todas las /-a/ finales las terminaba como una medio /-e/ tipo *vaquae por vaca o en lugar de Lloreda, *Lloredae.

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Los trajes: antes era a ver quién hacía mejor lo mismo con la idea de: el ciclo es continuo y yo encajo en él como el mejor de los engranajes, vente conmigo; hoy, a ver quién logra alejarse más de la norma, ésa es la norma, distanciarse con la idea de: la monotonía apesta, vente conmigo. Las dos estrategias, las dos formas de entender el traje (la saya como el vaqueru, el lásticu como el jarséi de cuellu altu, las abarcas cumu las playeras), el cómo, buscan lo mismo: destacar (el qué) del resto (el dónde) pero con el mismo objetivo (el para qué): que te vengas conmigo. ¿Por qué? La soledad...

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