jueves, 22 de agosto de 2013

Una tarde de cumpleaños

En la playa de El Madero, que no conocía, las placas tectónicas asoman como anillos de árbol estirados como cables de alta tensión enrollados como brotes estirados como pelos de animal que cuando caen a un charco se convierten en serpientes. Es la jerarquía interna del planeta, que se muestra tal cual es: dura (y además pincha).

El Sol se sumerje en el agua entre dos crestas del acantilado (como una llave inglesa que no da tiempo a cerrar) cuando la Luna asoma su cara de pan (la Luna es una hogaza que se parece a la Luna).

Lo anterior lo he escrito en presente porque pasa siempre, todos los días. El siguiente párrafo lo escribo en pasado:

Giro, el perro de una amiga, se zambulló en el mar justo cuando el Sol decía adiós. Ella aplaudió para que saliera y todos la seguimos y aplaudimos al Sol; no por nada, solo porque está de moda. Justo cuando estaba mirando al perro me pareció advertir un último rayo verde por el rabillo del ojo. No dije nada a nadie.

(mi padre dice que de pequeño vio una vez el rayo verde) (tengo que preguntarle dónde)

Vuelvo al presente:

Los aviones recorren constantemente un camino invisible en el cielo. Se pisan prácticamente las estelas. Es un camino que va en paralelo a la línea del horizonte. El horizonte parece contradecir la naturaleza de un mundo que podría botar. El universo también es curvo, pero no sé si botaría.

Vuelvo al pasado:

Volvimos por el camino abierto en los prados de la rasa litoral, sorteando los agujeros que conectan con el mar. Las simas en la costa (y al fondo se adivina agua) son lo que queda cuando miras al mar haciendo catalejo con las manos.

De vuelta al coche, en el coche, ahora a la altura del Barrio La Sierra de Santander, en la rotonda: parpadean primero para encenderse en un par de segundos todas las farolas. La Luna, llena, parece esperar el momento propicio para dejarse caer y encajar en la rotonda iluminada. Que no es el Sol, pero que en la noche (la Luna, a fin de cuentas, qué sabe cómo es el Sol más que cuando está despidiéndose entre aplausos) ella cree que se le parece.

Conduce Raquel (siempre presente).

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