miércoles, 29 de mayo de 2013

Los plumeros serán característicos del paisaje que añorará el día de mañana mi sobrina que hoy tiene cuatro años


Algunas mañanas suelo tomar este camino para ir al trabajo. Está flanqueado de plumeros. Hasta hace relativamente poco había hierba que crecía y crecía sin que nadie se preocupara de segarla. Poco antes de tomar esta foto (movida) con mi móvil me entró nostalgia de cómo era antes: qué vida ésta, como cambia todo... y para mal (cuando uno está en pleno arrebato nostálgico todo cambio es para mal, siempre). Pero resulta que este camino ocupa lo que hasta hace no más de un siglo era bahía.

¿Qué queremos recuperar? ¿Lo que recordamos? ¿Qué son las cosas? ¿Lo que hemos vivido en ellas los que estamos vivos? ¿Cuál es el origen de todo? ¿Nosotros? ¿Cuál es la memoria de las cosas? ¿La nuestra?

¿Por qué hierba alta y no bahía? ¿Por qué no plumeros?

Tornos

Voy a intentar identificar no las funciones de las solanas o correores, que se me escapan, sino los motivos por los que éstas tienen tornos.
  • Porque sencillamente contienen. Si no hubiera tornos lo que hay dentro de la solana tarde o temprano terminaría cayendo.
  • Porque permiten que entre más luz.
  • Porque permiten ver (si eres niño).
  • Porque si te asomas puedes encajar las piernas en ellos sin que te duela.
  • Porque si dejas al crío en la solana cerrado por dentro y marchas de casa, puedes ver qué hace a lo lejos (por ejemplo desde las tierras).
  • Porque si tienes macetas posadas en el suelo, las plantas pueden asomar entre ellos.
  • Porque si barres puedes echar la basura directamente al corral de la calle.
  • Porque la sucesión de tornos crea una barrera difusa entre lo que está dentro (tras el tabláu de la sala, de la que la solana no es sino su prolongación hacia el exterior) y lo que está fuera de la casa; los tornos son una interfaz entre el interior y el exterior.
  • Porque si no te quieres poner moreno pero te apetece que te caliente un poco el sol, te puedes sentar de espaldas con la camisa puesta y apoyar la espalda en los tornos.
Después de todo lo dicho, me asalta una duda: ¿por qué los pasiegos cierran sus solanas con tablas?

martes, 28 de mayo de 2013

Soberáu

El soberáu se suele traducir como "desván". Pero no es tan sencillo. Voy a explicarlo muy a lo basto. Las casas montañesas más antiguas son como armarios con distintos compartimientos dentro, armarios que están encajados entre las paredes laterales de la casa (los jastiales). No tengo claro que este armario llegue hasta la pared del fondo (juraría que no, juraría que este armario del que hablo muere antes de tocar la pared del fondo, tengo que confirmarlo). La fachada no es en sentido lato una fachada, sino más bien lo que queda a la vista de los compartimientos más expuestos del armario (el cuartu del portal y la sala, fundamentalmente, pudiendo esta última, la sala, exteriorizarse como correor), es decir, que lo que hace las veces de fachada (o aquello que identificamos como tal los que tenemos el ojo acostumbrado a la arquitectura estandarizada según patrones industriales) también es de madera. El armario es rectangular y el tejado, a dos aguas, triangular. Lo que sobra entre el rectángulo y el triángulo, entre el armario y el tejado, es el soberáu.

Un amigo me ha pasado una foto de un soberáu japonés. Es la que se puede ver a continuación.


Todo está por explorar, todo por hacer.

Por mi casa veo la del resto

Mi casa es muy pequeña. Intenté que todas mis cosas estuvieran repartidas por igual en todas las habitaciones. Pero lo único que logré fue que todas las habitaciones estuvieran igual de desordenadas. Este fin de semana tomé una decisión: meter todos los trastos en una habitación que he dedicado a trastero, despejando el resto de la casa. Pero no puedo dejar de pensar que para poder disfrutar de la casa he tenido que colmatar una de las habitaciones. Es injusto... ¿como la vida?

domingo, 26 de mayo de 2013

Solidez

Los trascendentalistas (como Emerson o Thoreau) añadieron al inglés solitude un significado que no aparece en el castellano soledad. Para ellos, solitude era la soledad (el estar sin compañía) inmersa en lo vivo. La solitude como oportunidad de experimentar la existencia en lo que nos rodea (el ser en lo otro). Este componente "trascendental" que subyace en solitude no nos alcanzó. Aquí, en España, parece que si estamos solos es para aburrirnos.

En cántabru hay dos palabras interesantes: sólidu y solidez. La primera significa "solo" y "solitario"; la segunda, "soledad". Ambas proceden del latín solidus, a diferencia de solo, solitario y soledad, que proceden del latín solus. No somos una excepción. Nuestra etimología se aproxima al portugués y al resto de idiomas del noroeste peninsular.

Me gusta creer que a partir de un basamento inevitable e incluso deseable (la cultura teje las redes neuronales, redes compuestas por neuronas abiertas a la experiencia, es decir, las neuronas, lejos de condicionar nuestro desarrollo, lo permiten) es el individuo (diría el ciudadano si este término no tuviera hoy una carga ideológica que me gustaría evitar) el que decide lo que uno es. Yo me siento antes heredero de Thoreau que del marqués de Comillas, que traficó con esclavos, por ejemplo, por mucho que el primero viviera lejos y el segundo aquí al lado. Si esto es así, si soy yo quien decido lo que soy, ¿por qué no puedo recuperar el tiempo perdido? Primero trabajar para recuperar la palabra solidez, palabra campurriana (no lo había dicho) pero, desde el momento que lo decida, también mía, no sólo campurriana, mía y de quien quiera hacer lo mismo que yo: apropiársela. Segundo, trabajar para dotar a esta palabra del sesgo aportado por los trascendentalistas a solitude, un sesgo tan potente, tan contemporáneo, tan... (y estoy pensando ahora en los paisanos que encuentras no sabes muy bien por qué en medio de la carretera de un puertu, sin ningún coche a la vista, o sea, que han subido andando, invirtiendo un esfuerzo enorme que, imagino, porque en caso contrario no lo harían, les compense de alguna manera: una explosión de vida en una vida que explota, la primavera, y cada estación su razón) un sesgo, decía, tan... nuestro.

Recuperemos el tiempo perdido. Escojamos nuestra herencia. Enriquezcamos nuestro patrimonio lingüístico. Revivifiquémosle. Reedifiquémonos. Hagámonos mejores.

El sentido de las puertas en los chozos

Las puertas de los chozos de pastores abren hacia fuera para que no puedan entrar los animales a una mala empujando. Hoy día no son los animales los que dan miedo, sino las personas, por lo que las puertas, de haber chozos (de haber pastores) abrirían hacia dentro, para poder atrancarlas. Pongo aquí una ruta que conduce a un chozo antiguo precioso, el de Jou la Collá, en Ucieda.

sábado, 25 de mayo de 2013

Estrincón

¿Qué del mecánico de coches cántabro que no entienda la palabra estrincón?

viernes, 24 de mayo de 2013

No son horas

L´hiju de, qué, ¿cuatru años? n´un esgonce del bar del padre. Está juguetiando con un vasu de tubu. Diz una chica: "¿qué quieres, quitali el trabaju a tú padre? El críu retruca: "nou, estoi li ayudando pa que pueda vinir antes a casa". El padre amira´l reló.

jueves, 23 de mayo de 2013

Cuarterones


Cuarterón tradicional montañés. Una joya.

Los cuarterones son cada una de las piezas que componen puertas y ventanas, cuando éstas no son de tablas corridas.

Los cuarterones de las ventanas pueden abrirse o quedar fijos. Cuando se abren cuentan con bisagras propias y un aldabe (el ganchito de forja en forma de L que encaja en una U que va fija al marco) para mantenerlos cerrados. A este tipo de ventanas se las conoce como de cuarterones (y a cada pieza, aclaro, cuarterón).

Para que no entrara mucho frío, se ponían papeles o piel de vejiga en un marquito de madera, como un bastidor cuadrado, que se encajaba en el recuadro que dejaba abierto el cuarterón móvil. Tanto el papel como la vejiga se engrasaban no para que fuesen más maleables, sino para que fuesen más transparentes y entrara más luz (un bien escaso). Ni el papel ni la vejiga tenían nombre específico, pero los paisanos lo podían llamar la vijiga del cuarterón o el papel del cuarterón. No se empleaba tela.



Con el tiempo, muchos cuarterones fueron sustituidos por cristales. Es el caso de uno de los que aparecen en las dos fotos de arriba. Otros se mantuvieron, pero se les puso el cristal clavado con unos junquillos por la parte exterior, quedando el cuarterón por el interior.

La puerta de cuarterón es a la que se le abre una ventana grande, el cuarterón, de forma que queda abierta de mitad hacia arriba. Pondré en los próximos días una foto que tengo pendiente tomar en una de las casas de mi familia en Sopeña de Cabuérniga.

Tanto unas como otras, puertas y ventanas de cuarterones, empiezan a ser escasas. ¿Modernidad? No; desconocimiento.

martes, 21 de mayo de 2013

Leyendo iglesias montañesas

La literatura que más me interesa (últimamente) es aquélla que se ofrece abierta al lector para que sea éste quien fije su sentido (si lo tiene, que suele ser que sí, aunque muchas veces no compensa el esfuerzo, la verdad), es decir, la literatura que funciona como un artefacto que el lector tiene que armar, que tiene que componer para entenderlo (como el regalo de dentro de los huevos kínder).

Aunque pueda parecer demasiado experimental, este tipo de "artefacto literario" no es más que la sublimación de la literatura: te muestra las entretelas de la literatura, su cocina, pero, a diferencia de como lo pueda hacer un crítico, te lo muestra haciendo literatura; no tiene mayor misterio. Imagino que cuando me canse de los engranajes de la literatura (nada nuevo bajo el sol, al fin) retome el gusto por una buena novela, sin más.

La literatura entendida como un botón de encendido.

Lo mismo que la arquitectura:

Hay una serie de iglesias en La Montaña que responden a un mismo patrón (fijado de arriba hacia abajo, es decir, impuesto), que el pueblo ha interpretado según sus códigos, que son: las mujeres entran por la puerta lateral y dejan las abarcas fuera. Los hombres entran por la puerta principal, la porticada, y lo hacen con las abarcas puestas. Los niños se ponen en los primeros bancos (si los hay) seguidos de las mujeres. Las mozas en un lateral (capilla). Los hombres no cruzan la línea que marca el coro. Los mozos casaderos suben al coro, sin quitarse las abarcas. Los hombres miran de soslayo, no se muestran implicados con lo que sucede. Las mujeres, sí. En fin, estos patrones de conducta se siguen, al menos, en dos iglesias cabuérnigas. Comprobado. Me da a mí en la nariz que estas normas son comunes a todo el valle. Habría que intentar hallar una explicación.

¿Por qué las iglesias en La Montaña son interpretadas, son leídas así? ¿No son acaso estos procedimientos, estos códigos tanto o más interesantes que las propias iglesias?

Barrenos

Es mentira. Cortés no quemó la naves. Las barrenó. Lo aclara Gómara, crunista d´época:

"Acordó [Cortés] quebrar los navíos; cosa recia y peligrosa y de gran pérdida; a cuya causa tuvo bien que pensar, y no porque lo doliesen los navíos; sino porque no se lo estorbasen los compañeros; [...] negoció [Cortés] con algunos maestros que secretamente barrenasen sus navíos, de suerte que se hundiesen, sin los poder agotar ni tapar".

Barrenos cabuérnigos siguiendo l´orde del tamañu los joracos a que dan lugar (de más chicu a más grande):
  • Barrenu de rastillos (pa la herba).
  • Barrenu de tarugos (abarcas).
  • Barrenu de ripiar (tejaos).
  • Barrenu de cabriar (tejaos).
  • Barrenos d´empicar y de joracar (abarcas).
Un cabuérnigu, entós, no pudo ser.

Dos fotos y yo

Esti dumingu juí a Bilbáu. Jiz dellas fotos, cumu siempre, col móvil, cumu siempre (bis). Estas dos que pongo derréu me intrigaban. "¿Qué tendrán en común?", me preguntaba, "¿qué tendrán, que tantu se me amejan?". Hasta que alvertí que las dos están entornáas. Eso es lo que las asunta: la evidencia de mi yo. Abora que lo sé, que sé que estas dos fotos son dos fotos mías, con endependencia de lu que salga n´ellas, dos fotos mías aunque yo no apaeza (un auturritratu del revés), no sé si me gustan más o menos.
 


lunes, 20 de mayo de 2013

Kioskos de la música

Yo creía que servían solo para que los músicos no se mojaran, pero no. Cuando subes a uno de ellos y hablas, te das cuenta que hay muchísimo eco. Suplen a los amplificadores actuales. Son construcciones tremendamente funcionales. Ahora me gustan todavía más, si cabe.



El primer kiosko es el de los Jardines de Pereda y el segundo el de la Plaza Pombo, ambos en Santander.

Murir / Morrer


Ente los pasiegos, "murir" lo jacin las personas y "morrer" tolo demás (que puei morrer; un cantu, pinto´l casu, nou).

 

Golondrinas


Las golondrinas se dice que quitaron las espinas (o los clavos, no lo tengo muy claro) a Jesucristo, no sé si mientras estaba en La Cruz o cuando subía al cielo (tampoco tengo claro este punto; ni siquiera sé si Jesucristo subió al cielo o si simplemente desapareció de la tierra; ¿no fue Alá el que subió? ¿no se conserva en una piedra la huella de su última pisada?). Es por este motivo que en La Montaña, e imagino que en más sitios, se considere como de buen augurio tener golondrinas anidando en casa, por ejemplo en los aleros o en los portales. Tan es así, que incluso se abren las puertas de las cuadras y de la propia vivienda para que entren y propaguen la buena suerte.
 
En la fotografía se aprecia la solución que un vecino ha encontrado para que las deposiciones de las golondrinas no molesten sin tener que quitar el nido de su portal. No se ve bien, porque hice la foto muy rápido y mal, pero el plástico colocado en forma de rampa desemboca en la calle.
 

En realidad, el porqué de tan buena fama se debe a que son el mejor insecticida posible: en sus vuelos hacen desaparecer todos los mosquitos que rondan la casa e infinidad de cocos (que son todos esos bichines sin nombre conocido). Pero no es así como te lo explican los vecinos: cuando hay confianza y son personas mayores, recurren a las espinas de Jesucristo; cuando no la hay o son jóvenes, nada, pero sea en un caso o en otro las golondrinas no pierden nunca su carácter de portadoras de buenos augurios tanto para la casa como, por extensión (si es que no son dos formas de decir lo mismo), para la familia.

Guá

Dos guás en un portal de una casa montañesa.
 

Los portales antiguos suelen estar bastante deteriorados debido al castigo que acarrea la carga y descarga de leña para la lumbre.

En el portal de una casa rehabilitada vi que habían echado cemento entre las piedras imagino que por miedo a que se soltaran. Error. Las piedras del empedrado de portales y de estragales, de corrales y corraliegas no están posadas, sino hincadas y encajan unas con otras a hueso, es decir, sin argamasa. No es un defecto; es así. Sería útil que arquitectos y urbanistas lo aplicaran cuando aborden rehabilitaciones de viviendas, edificios públicos o cuando emprendan proyectos urbanísticos (y que no nos molesten más con tanta acera hecha con lajas de pizarra que se levantan con las primeras lluvias o con calzadas de piedras de río pegadas al suelo con cemento).

Pongo la foto de un portal bastante deteriorado (el porqué lo he explicado más arriba) donde se advierte las dimensiones de las piedras del empedrado, de las que asoman, una vez hincadas, solo las puntas, como si fueran icebergs.



Entorcháu

Esti adornu que jaz la reja es denomináu en La Montaña "entorcháu".
 

Close

A su manera, estas mantas también son tiendas que se han visto obligadas a cerrar. Las dos estaban en el paseo de la playa de Muskiz, en Vizcaya.



Drive-thru, de Christian Bermúdez

Bezeta es unu de los muestros vidiucreaoris más recunucíu. Es propietariu de Demolden Video Project, una vidiugaliría de Sol Cultural asejáa, cumu no pudía ser d´otru móu, ena mí calle, ena Calle del Sol de Santander.

Bezeta es tamién l´encargáu de La Capilla, la sala de vidiuarti de Prunillu, sée de la Jundación Santander Creativa.

La última pieza que se despón tien por títulu Drive-thru y es de Christian Bermúdez (Costa Rica, 1976; ena autualidá vivi n´Oslu, Noruega). Es bien interesante: la cámara escurri a un grupu de turistas que de caminu al Cabu Norte, el puntu más septentrional d´Europa, posan en el campamentu onde enverangan Nils y Anna, un matrimoniu de samis (laponis).

Recumiendo veer esti curtiumetraji (aquí) jaciendo l´esjuerzu de trempasalu a la muestra rialidá más enmediata. ¿Cuántos turistas tuvi yo de soportar en Sopeña de Cabuérniga; cuántas personas bran tiníu de soportá-las mís zunas de turista?

El negro

Cuando murió Nel, Geniuca me regaló su perru, que Camilín untó con aceite quemado de coche para que no se apolillara. Quedó negro entero. Me disgusté muchísimo. Sentía el negro como un color espurio (que el RAE define así en su primera acepción: "que degenera de su origen o naturaleza"). Pero hace poco visité una cucina antigua, una cucina de pusiega, de las de suelo, y todo estaba negro como nochi ciegu.

Empiezo a entender el negro como un color de apropiación o, mejor, como un color que acompaña o facilita el tránsito de las cosas entre submundos (el mundo entendido como esfera armillar compuesto por submundos): del natural al artificial, de lo crudo a lo cocinado, del práctico al conmemorativo, etc.

Maíz y chacolí en Santander

"Poco numerosa la gente de mar de Santander en el tiempo a que nos referimos, y dueña de la mayor parte de los terrenos que rodean la ciudad, de los cuales sacaban regulares cosechas de maíz y chacolí (...)". El Despertador Montañés, 9/9/1949. Esti párrafu se puei relacionar con Viñales.

domingo, 19 de mayo de 2013

Nada bueno

Una pareja de ancianos paseando del brazo por la Calle del Medio de Santander. Él a ella: "¿Pero no te acuerdas nunca o no te acuerdas de lo que me quieres contar?". Imagino que el anciano al emplear "nunca" lo que quería decir es si "nunca te acuerdas de nada", pero, sea como fuere, la frase es escalofriante.

sábado, 18 de mayo de 2013

Aperiar

En la anterior entrada he empleado el verbo aperiar, que me encanta. Lo he tomado de una iniciativa que despierta el ánimo (el que queda, amurriaucu en un esgonce; el perdido ya no hay forma de que despierte), que levanta el ánimo, decía, a mí y a cualquiera con un mínimo de sensibilidad: palabruca, que se está desarrollando mano a mano, como una sextaferia 2.0, en Twitter.

Aperiar: encontrar algo, hacerse con algo. Este verbo lo aporta una chica que creo es de La Montaña, por lo que podríamos etiquetar dicho verbo, en consecuencia, como montañés, aunque quizá su uso esté más extendido. Quiero creer que aperiar se emplea cuando lo que se encuentra ha requerido cierto esfuerzo (de ahí la relación intuida con los aperios, triques o tribilorios, lo que es necesario utilizar para hacer algo), es decir, que no remite a un hallazgo, sino a lo que se encuentra porque se busca. Me encantan estos verbos montañeses que reivindican una relación activa con el entorno, verbos de difícil traducción al castellano.

viernes, 17 de mayo de 2013

Galler

Aquí explicábamos que cantarazaña es en La Montaña el bullicio de todo lo que es capaz de cantar, bien o mal, no importa cómo: pájaros, carros chillones, personas, etc. Escuché esta palabra por primera vez aplicada al alboroto provocado por unos gorriones peleándose entre sí.

En Santander, al griterío de las aves marinas se le denomina galler. Esta palabra la aperié en Cuentos de costa, mar y puerto (Cantabria Tradicional, 2009), recopilados por el incansable (para nuestra fortuna) Ramón Villegas.

jueves, 16 de mayo de 2013

On the road

En los recreos, comiendo una palmera de coco, que nos gustaba más que la de chocolate, en la terrazuca del bar o dentro cuando hacía malo, mientras los otros jugaban al póquer. Cuando nos quedábamos los dos de defensa echando un partido o cuando él jugaba de defensa y yo de delantero, o al revés, él alante y yo atrás, mientras los otros se escornaban por meter un gol. En clase, atendiendo para entender mejor. Rezagándonos del grupo cuando salíamos de vinos por San Luis, por Peña Herbosa, por El Río o por El Carmen (todavía no lo llamábamos El Sol), mientras los otros se mamaban. Cuando salíamos solos y no nos movíamos del mismo bar porque para qué. Cuando dejamos el instituto y empezamos la misma carrera, mientras los otros estudiaban para hacerse ricos (espero que les haya ido bien). Otra vez en clase y en la puerta, durante los descansos (ya no los llamábamos recreos), mientras los otros echaban un piti. Acompañándome él a casa. Acompañándole yo hasta un poco más arriba. Volviendo a acompañarme él de nuevo hasta mi casa, mientras los otros se quedaban repantingados en la suya viendo la última telenovela juvenil de moda. Echando una partida al Cadillac Dinosaur (aquí no nos podíamos desconcentrar, lo reconozco). Echando otra, que todavía nos quedan veinticinco pesetas. Por correo cuando él en Inglaterra, mientras otros escribían a la novia. Por correo cuando yo en Portugal, mientras otros escribían también a su novia. Desde Madrid, de nuevo en Santander, de nuevo los paseos hasta El Sardinero, que la ciudad se nos ha quedado corta, de vinos a cervezas, que el dolor de cabeza es muy malo, saliendo los jueves que se está más tranquilo, en la biblioteca..., mientras los otros hacían su vida y nosotros la nuestra. Han sido horas y horas, año tras año, charlando con el Veceru sobre el montañés.

Ninguna conclusión.

Por el mero placer de charlar.

Con él, más que suficiente.

Que nadie se atreva a quitarnos lo bailado.

lunes, 13 de mayo de 2013

Espavuríu

Espavuríu es sinónimu de pálidu. No hay que confundilo con blancu: espavuríu se está o se queda; blancu se es.

Sintí esta palabra parlando de panojas: La maíz híbridu se queda espavuríu ensiguida, a la contra que lo terráquiu, lo de La Montaña, que caltíen la color más tiempo, color que puei ser coloráu, arrojáu o agranatáu.

Por ciertu, no estoy siguru de que "blancu" termine en /-u/. Camiento que puei ser un casu apaicíu a "mano".

domingo, 12 de mayo de 2013

Planilandia

La tú hermana marchará a sirvir a Santander. Allá casará con un marineru y si es de barcu de crú, mejor. El tú hermanu chicu, al seminariu Corbán. Y tú quedarás acá, porque eres l´heréu.

El porqué los corros no ruempin a volar,
aquellos corros que chaplan ena riguera
(los corros de casa),
cuntaráselu el padre dispués.

Camberón

Los camberones son caminos carreteros hundidos en el terreno. En Galicia se conocen como corredoiras. Son espectaculares. Se camina por dentro de ellos, casi en sentido literal, como si fueran intestinos. Solo son camberones cuando desde fuera no se ve al que va por dentro, al que lo recorre. Pueden tener la altura de un carro, o más.

Ayer un paisano nos explicó que los camberones son en origen camberas que se van hundiendo año tras año por efecto del agua. Los paisanos lo que hacen es domesticar este efecto: estabilizan el firme, levantan muretes laterales, fijan taludes, etc. Gracias a una labor compartida con la naturaleza nace el camberón, que es, en definitiva, una cambera o camino carretero que va sumiendo el agua en el terreno pero al que los vecinos no dejan perder, un camino carretero que no pierde su función gracias a un labor de acople con el entorno, tremendamente laborioso, sostenido en el tiempo. 

La desconexión con el entorno implica la pérdida de los camberones. Ya están casi todos ellos desaparecidos.

sábado, 11 de mayo de 2013

Tres libros

Últimamente estoy teniendo muy buena suerte con los libros que leo: En la orilla (Anagrama, 2013), de Rafael Chirbes; Autocaravana (Pamiela, 2012), de Fermín Etxegoien, traducido del euskera; y La vida increíble (Trabe, 2013), de Quique Faes, en asturiano. Los tres son excelentes, los tres están escritos desde presupuestos que desestabilizan la noción canónica de autor (en este sentido son muy contemporáneos; y en todos los que alcance a pensar, también) y los tres son, por encima de todo (qué sería de la literatura sin lectores), muy recomendables: ¡no pierdas ocasión de leerlos!

viernes, 10 de mayo de 2013

Trova extreme (oh, yeah)

He dáu col que cudo es el testimoniu más occidental de la trova: "la trova a la catástrofe de Arbas", publicáa en el libru tituláu En la ribera del Cares (1996), de la editorial Sendoa.

L´hombre´l tiempu

Estaba l´otru día veendo El Tiempu en casa los mis padres (a mí se me ha escacharráu la tele) cuando caí ena cuenta de que el discursu enjaretáu pol hombre´l tiempu prevalez sobre los mapas conos sus soles, nublaos y jalopos.

Los mapas tresmitin l´idea de neutralidá, de que son tresparentes, pero no es asina. Cumu dejaría escrito un graffiteru: "el discursu manda".

L´hombre´l tiempu diz que va a entrar una tormenta pol Cantábricu que va a alcanzar el centru pola tarde. De resultas, el Cantábricu y el centru de la pinínsula apaecin en el mapa cripìos de nublaos, cuando se supón que los nublaos sólu van a alcanzar el centru pola tarde. Los nubláos de la mañana en el Cantábricu y los de la tarde en el centru apaecin ensembles porque l´hombre´l tiempu enjareta un discursu y dispués acabildra los mapas cumu puée, abregonándose más o menos de la rialidá, esapartándose más o menos d´ella.

Es anecdóticu, lo sé, inclusu propiu de fatos cumu yo, porque tul mundo sabi que los mapas son representaciones de la rialidá que resmean intencionalidá, no la rialidá mesma, pero qué güenu es recordar que si el discursu combla los mapas del tiempu, qué no pasará con tolo demás.

jueves, 9 de mayo de 2013

Batman quier ser européu

Anochi estuvi tomando un té nel Bereber de San Simón (el sú dueñu es endependentista amazigh, de los que s´acupa Sarrionandia nel sú últimu ensayu, barciáu recientemente al castellanu dende l´euskera) con dos collacios, unu responsable l´urbanismu d´un municipiu bien castigáu pol ladrillu (de los más) y l´otru un militante culugista (de los más, tamién). Allá entervinu hasta´l camareru, el mí probe, col sú castellanu mal acaldáu.

Nu vo a cambaliar. Conclusiones:

N´esta España mía n´esta España muestra estábamos avezáos a jacer lo que mos diera la gana, siempre que cuntáramos cona aprebación del cacique de turnu (esi doblar l´espinazu tan español). Col engresu ena Unión Europea allegaron las direitrices que mos vimos obligáos a trucar en leis (la Direitiva Marcu l´Augua, pinto´l casu). L´aplicación d´estas leis ha echáu la galga a too (ha aparáu too). Porque too estaba podre.

Pa librar, o siguimos a la balda y jacemos casu umisu de las leis tresplantáas d´Europa (lo que supón, n´ultimu términu, abaldonar Europa), nós más listos que naide, alendando l´andanciu del hormigón (o de lo que toque), o bien jacemos un esjuerzu y mos acoplamos a dichas leis (es dicir, jirmamos por más Europa).

L´ejemplu los sapulatos y la carretera de Cumillas, que surdió ena parláa, enclara un pocu la custión: los sapulatos jueron p´apará-las obras de dicha carretera, pero no son ellos, los sapulatos, mejor dicho, la sú proteición, el problema. El problema es que la carretera se jezo mal, calteniendo al marge la planificación, escunuciendo las leis (o jaciendo cumu que no desistin, que tuvía es peor), metiendo, en fin, la pata hasta´l borbejón. El problema, no se mos escapa a naide, no son los sapulatos, sino los pulíticos y los sus entarajilamientos urgosos. ¿Qué jacer? Inorá-la léi y tirar p´alantre o apará-l´obra y replantegala d´alcuerdu cona léi (y la razón). Optar por menos Europa es optar pola primer opción; optar por más Europa es jacelo pola sigunda. Esti tipu de disyuntivas tindrían de sirvir pa construyir concencia a favor. Pero no es fáci: los pulíticos y los sús medios de cumunicación, unu tres otru, a jita, mos dicin lo que tenemos de pensar: "malditos culugistas", "malditos sapulatos", "malditas léis gajucas", "lástima de dineru echáu al barciaeru", "maldita naturaleza", "malditos ellos (i biba llo i mi kultura)"... "maldita Europa que mos auguó la fiesta".

Esta vez, al menos, ganaron los sapulatos.

Estamos en un gonce emportantismu: el sistema antiguu del "con dos cojones" (y un malitín de dineru negru) no val (y menos mal; Europa, gracias); tenemos d´acabildrar un nuevu paradigma (tenemos d´asejamos junta él, jacemos a él): el del cumplimientu de la léi, que, se supón, es garantía del bien común. Es la muestra salvación atal, la de la genti normal, la de los ciudadanos terraquios.

Los protagunistas del ahier es normal que se resistan a cambear. Somos nós, la ciudadanía (paez no ber naide más a ésti láu de la trinchera, el de la cordura), los que tenemos de jirmar pol cambéu. Y al escape, porque los pulíticos tuvía son, si los dejamos, pa jundimos más ena albariza la sú cubicia, hasta ajuegamos.

No me paez raru, antes al contrariu, que Revilluca ande dijendo purí que tenemos de salir d´Europa. Claru, sería la mejor opción... pa los sus negocietes. Tamién lo diz Agudo, aunque no tan al reportoriu, l´antiguu consejeru de culumía, que díbamos a estar mejor juera, que tenemos de marchar.

Sí, o.k., mirai, Revilluca y Agudo, dir indo, que ya, si eso, alcanzámovos dispués, cuando las ranas críin clines.

martes, 7 de mayo de 2013

Entrañas



En Carmona se ha venido abajo una antigua casa llana. Puede tener quinientos años, fácil. No es en absoluto frecuente poder apreciar la estructura de una casa de este tipo, primero porque quedan muy pocas y segundo porque las que quedan no tienen su estructura a la vista. Este caso es excepcional.

Parece como si la piedra y la madera estuvieran enfadadas: se ha caído la pared casi por completo pero la estructura de madera permanece intacta. Esta disociación entre ambos materiales remite a una época en la que comenzaba a triunfar la piedra como material de construcción. Otro día escribo sobre este tema al que estoy cogiendo gusto gracias al libro Descubriendo el paisaje autóctono, de John Brinckerhoff Jackson (2010).

Las fotos no se pudieron hacer mejor.

Un balcón que vale por dos


Estas prolongaciones de los balcones (correores o solanas, en el occidente) las he visto en sitios tan dispares como Puentenansa y Arredondo. No sé qué nombre recibirán, si es que tienen alguno.

Zarzu o sietu / setu


Ñudu


Aires frescos del norte

Hay otros mundos lejos del flamenquito, del ladrillazo, de los súper-puertos deportivos, de los parques atlánticos de hormigón, de los pinos y eucaliptos, de los plumeros, de la hierba fosforescente con la que revegetan los taludes de las carreteras, de las escolleras, de los dragados de bahías, de las playas artificiales, de los soplaos, del fraking, de los parques eólicos, de los coches tuneados, de las viseras a medio lao, de las palmitas, del torito en la bandera, de las corridas de toros...

Os recomiendo seguir este proyecto:

http://vimeo.com/mfo/akheronfall

Los he visto en la última edición del festival LEV. Sin palabras.

Como decía, hay otros mundos.

jueves, 2 de mayo de 2013

Él lo sabrá mejor que yo

Un vicinu al par de Sejos: manjir, "menhir".

Cantarazaña

Cuando los gorriones discuten alocados entre sí: cantarazaña. No sé si lo harán otros pájaros (muchos en cautividad, piando al unísono, se me ocurre). Sabía que tenía que haber una palabra para esto. En La Montaña.

Lo d´aquí

Lo del país es tamién lo del terrenu o lo terráquiu: las cerojas, las patatas, los prunos, la maíz, las vacas... locales.

Qué mos jaz humanos

Particularidades que nos hacen humanos, apunta Arsuaga: lo blanco de los ojos que delata lo que miramos y el ponernos colorados. Se pregunta el porqué.

Nuestras cocinas ennegrecidas por el humo (tisnáas de holingre o sarriu) y con el fuego iluminando las caras, solo las caras.

El diseñador

Lo asimétrico
es lo entero
porque lleva dentro
el esfuerzo
de quien lo piensa
simétrico.

El pintor

Cuando pinta
nunca pinta
personas
porque basta
dice
con quien está
mirando.

3x1=1

El pozo del claustro monacal es el lar de la casa montañesa que es el tokonoma japonés.

Hoy, 2 de mayo

La cama de Velarde, en Muriedas, nuestro ínclito héroe nacional, es de estilo imperio (influencia napoleónica). No es broma, lo he visto con mis propios ojos.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Los republicanos en Santander, 1910

"Los republicanos en Santander: Aspecto que ofrecían los alrededores de la estación a la llegada de la expedición republicana de Bilbao, el día 14 del actual.- El diputado D. Rodrigo Soriano dirigiéndose al local donde se verificó el meeting radical". Foto de Severiano Quintana. Nuevo Mundo, 18 de agosto de 1910.


Compré la portada por internet. El de la tienda, un mentecato, me la envió doblada. Me la desgració. Fui a buscarla a Correos y nada más verla me acerqué a la librería Gil, donde trabaja una buena amiga, y allí la dejé, tal fue la rabia. La he recuperado hace poco. La pongo aquí por si a alguien le sirve de algo.

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